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Catarsis

El guion

Guionistas

Greta Alvarez Esther Martínez Lobato Enrique Mercado Ángel Fernández Santos
Citas en off de Luisa Poemas de Luisa Literatura Catártica Un diálogo de suicidas

Secuencias 53 y 54

SEC. 53.- CASA LUISA. PASILLO. INT. / DÍA

En un extremo del pasillo, la puerta entornada del salón deja entrever una tenue luz oscilante. Las manos de Luisa (con la muñeca izquierda vendada) sostienen el cuenco de la gata. Dentro, hay seis trozos de pan de molde con restos de moho, cortados en forma de “hostia”. Luisa, en penumbra, avanza lenta y ceremoniosamente por el centro del pasillo, hacia el cerco de luz.

Llega a la puerta del salón. La empuja y entra.

SEC. 54A.- CASA LUISA. SALÓN. INT. / DÍA

El salón está limpio. Ya no hay ningún mueble.

Las cuatro paredes y el techo (bajo la red) están plagados de palabras, dibujos, fórmulas matemáticas y jeroglíficos pintados a brochazos negros. En la pared donde estuvo la espiral, ahora hay un enorme laberinto de palabras y símbolos:

(Nota: Se dice que el laberinto es el símbolo del alma. A medida que el individuo se interna en él, peregrina hacia el centro exacto de su esencia. Luisa ha creado su obra mural a partir de este simbolismo).

En el salón están Andy, Marina, Adriana, Enrique, Greta y Jaime. Todos permanecen de pie, junto a seis círculos formados por siete velas encendidas cada uno. Están descalzos, tensos y expectantes. Tiemblan por los nervios y el frío que reina en la habitación.

Los seis visten con prendas negras y mantienen una posición erguida. Con la mano derecha, sostienen, a la altura de los ojos, una navaja de barbero abierta. Con la izquierda, y a la altura del estómago, sujetan un fragmento del espejo roto por Luisa en el baño.

Luisa entra con el cuenco de las “hostias” de pan en la mano. Se dirige al centro del salón, donde está el séptimo círculo de velas encendidas. Va vestida con una sábana blanca enrollada a su cuerpo: recuerda a una vestal romana. Está aseada y maquillada. Se muestra exultante. Luisa se introduce dentro del séptimo círculo de luz, desde donde mira, altiva, a sus amigos.

Dentro de cada uno de los seis círculos de velas de los invitados, hay diferentes objetos.

En el de Andy, un marco de espejo sin luna y barras de maquillaje de llamativos colores.

En el de Marina, unos guantes de boxeo y un protector de dientes.

El de Adriana tiene un montón de basura que esconde etiquetas de marcas comerciales y un acerico con alfileres, además de un gorro de Papá Noël, un rollo de papel de embalar y celo.

En el círculo de velas de Enrique hay una máquina de fotos Polaroid.

En el de Greta hay varios cartones de huevos y un paquete de lenguas de gato de chocolate.

En el sexto, el de Jaime, hay unas baquetas, una vajilla, una botella de licor chino con un par de lagartos dentro y varios vasos.

En el círculo central, junto a Luisa, está el cubo de pintura negra (el mismo que utilizó para pintar su obra mural) y la brocha.

Luisa se acerca a Andy y le ofrece uno de los trozos de pan del cuenco. Él lo recibe en actitud exageradamente mística. Después de “comulgar”, baja los brazos con flaccidez y deja caer la navaja y el espejo al suelo.

Luisa empieza a entonar la nota musical “DO”.

LUISA
(entonando) Doooooo...

ANDY
(sumándose a Luisa) Doooooooo...

Luisa se calla e indica a Andy con un gesto que entre en el círculo de velas que hay a su lado. Andy da un paso y se mete dentro, mientras sigue entonando la nota.

Luisa da dos pasos y se acerca a Marina para darle de “comulgar”. Ésta muerde el pan con fuerza y baja con seguridad los brazos, lanzando los dos objetos al suelo. Mira directamente a Luisa a los ojos con una actitud un tanto desafiante.

LUISA
(entonando) Reeee....

MARINA
(siguiéndola) Reee...

Marina entra en el círculo de velas, manteniendo la nota musical. Se une así a la voz de Andy.

Adriana recibe la comunión con una pequeña arcada. Después se agacha y deja delicadamente los objetos en el suelo.

LUISA
(entonando) Miiiii....

ADRIANA
(siguiéndola) Miiiii...

Adriana se introduce en su círculo, a la vez que entona su nota, uniéndose a Andy y Marina.

Antes de recibir la “comunión”, Enrique tira con soberbia al suelo los objetos que sostiene en las manos. Mira a Luisa apretando los labios, con actitud de rechazo hacia el pan mohoso. Luisa lo obliga con un gesto a que “comulgue”. Enrique acepta.

LUISA
(entonando) Faaaaaaaa...

ENRIQUE
(siguiéndola) Faaaaaaaa...

Enrique entra en su círculo de velas y se une al coro de sus compañeros.

Greta comulga con mucha ceremonia, mientras lanza suavemente la navaja y el espejo al suelo.

LUISA
(entonando) Soooooool...

GRETA
(siguiéndola) Soooooool...

Greta, sin dejar de entonar, se introduce en el círculo que tiene más próximo.

Jaime lanza lejos de sí la navaja barbera y el trozo de cristal. Después recibe la comunión sacando mucho la lengua, en la que tiene un piercing. Se relame.

LUISA
(entonando) Laaaaaaa...

JAIME
(siguiéndola) Laaaaaaaa...

Jaime canta mientras entra en el círculo.

Luisa se dirige al círculo central, el séptimo, mientras observa a sus invitados, que siguen cantando. Deposita el cuenco vacío en el suelo, junto al bote de pintura. Entona la nota “SI” con una aguda y potente voz. Ante el grito de Luisa, los invitados se callan, sobresaltados.

Luisa para de gritar. Coge la brocha y la moja en la pintura negra. Sale del círculo y se acerca a la pared donde está el laberinto de palabras y símbolos.
Tacha una palabra que pertenece a uno de los poemas del laberinto: “DUDA”.

LUISA
(alzando la voz) ¡Duda!
Empuñando la brocha, Luisa señala a Andy, que se queda un poco contrariado.

LUISA
(repite, molesta) ¡Duda!

Luisa se acerca a Andy y señala los objetos que hay en su círculo. Andy se da por aludido. Satisfecho de captar la idea, se quita la camiseta negra y se sienta en el suelo con las piernas cruzadas. Coge el marco sin espejo y se “mira” en él. Después coge una barra de maquillaje y se pinta una línea que divide su rostro en dos. A partir de este momento, se maquilla exageradamente la mitad izquierda, así como el resto de su cuerpo, mientras canta la canción infantil El corro de la patata.

Luisa deja a su amigo representando el concepto Duda.

(Nota: Los invitados no pararán de realizar las acciones que Luisa les vaya marcando, independientemente de que ella les preste o no atención. Todos actuarán simultáneamente, y no cesarán hasta que Luisa lo ordene ).

Luisa moja la brocha de nuevo en el cubo y se dirige a la pared, donde tacha la palabra “GUERRA”.

LUISA
(apuntando a Marina) ¡Guerra!

Marina siente un escalofrío y observa a Andy, que está pintándose, ensimismado.

Marina coge el protector de dientes que hay en su círculo y se lo mete en la boca, mientras mira a Luisa, dubitativa. Luisa no varía su gesto adusto; sólo la observa.

Marina coge los guantes de boxeo. Se los pone y comienza a dar puñetazos a un oponente imaginario. Golpea cada vez más fuerte y acompaña sus movimientos balbuceando nombres de flores. Marina se va cansando progresivamente, hasta terminar escupiendo sonidos ininteligibles.

Luisa tacha otra palabra en la pared: “COMERCIO”.

LUISA
(señalando a Adriana) ¡Comercio!

A Adriana casi no le hace falta que Luisa la mire. De inmediato, se pone a buscar en el montón de basura diferentes etiquetas de marcas comerciales. Cada vez que encuentra una, la limpia y la prende a su ropa con alfileres. Después se pone el gorro de Papa Nöel y empieza a envolverse una pierna con el papel de embalar.

Luisa empapa la brocha de pintura y se dirige a la pared. Tacha la palabra “DIOS”.

LUISA
(señalando a Enrique) ¡Dios!

Enrique comienza a tararear el Confutatis del Réquiem, de Mozart, mientras inspecciona la Polaroid. Después se hace fotos a sí mismo, sin dejar de cantar. Fotografía su pie, su mano, su rostro, su tobillo… Finalmente, descubre su ombligo. Excitado por este hallazgo, se quita la chaqueta, la camisa y, a partir de este momento, sólo hace instantáneas del ombligo.

Coge las fotos según van saliendo de la cámara y las observa unos segundos, para luego lanzarlas al aire, tras de sí.

Luisa moja la brocha en el cubo. Después va a la pared y tacha la palabra “LUJURIA”.

LUISA
(a Greta) Lujuria.

Greta, un poco indecisa, mira los objetos que la rodean. Luisa va hacia ella y le toca el hombro para que se siente sobre los cartones de huevos. Desde esta posición, Greta saca un huevo intacto de debajo de sí y lo estrella en su propia cabeza.

GRETA
(estrellándoselo) ¡Plof!

Después, coge una lengua de gato y la empieza a chupar con lascivia. Repite varias veces estas dos acciones, de forma alterna.

Por último, Luisa mira a Jaime, que le responde con una sonrisa. Luisa moja la brocha en el cubo y va hacia la pared. Tacha ahora la palabra “LOCURA”.

LUISA
Locura.

Jaime empieza a golpear la vajilla con las baquetas. El ritmo y la intensidad de los golpes aumentan frenéticamente. Jaime, furioso, rompe todo lo que tiene delante. Acaba llorando como un niño, desconsolado.

Luisa regresa a su círculo para observar, satisfecha y pletórica, la performance. Los invitados alcanzan el punto culminante de sus acciones.

Luisa apaga las velas de su círculo.

Luego sube de golpe todas las persianas. La luz del atardecer inunda por completo las paredes y el techo pintados.

Luisa se coloca de nuevo en el centro para ordenar a sus invitados que paren. A partir de este momento, ya no los llamará por sus nombres, sino por el concepto que ha representado cada uno de ellos en la performance: Andy (Duda), Marina (Guerra), Adriana (Comercio), Enrique (Dios), Greta (Lujuria) y Jaime (Locura).

LUISA
(dura e imperativa) ¡Duda! ¡Guerra! ¡Comercio! ¡Dios! ¡Lujuria!…

A medida que los nombra, los invitados van dejando de interpretar sus respectivas acciones.

Jaime está llorando, desolado, con la cabeza gacha.

LUISA
(en un susurro, compasiva) Locura...

Jaime enjuga sus lágrimas.

Todos prestan atención a Luisa.

LUISA
(misteriosa) ¿Qué falta?...

Los invitados, extrañados, se miran entre sí.

LUISA
(seria y enérgica) ¡Comercio! ¿Qué falta?

Adriana no contesta. Está muy bloqueada por las emociones vividas. Se encoge de hombros.

A partir de este momento, Luisa acelera el ritmo de sus preguntas.

LUISA
¡Dios!

Enrique no responde. Se queda pensativo.

LUISA
(ansiosa, señalando a Jaime y Andy) ¿¡Qué falta!? ¡Locura! ¡Duda!

Jaime y Andy se miran entre sí. Enrique sale de su mutismo anterior.

ENRIQUE
(tímidamente) ¿La infancia?...

LUISA
(contundente) ¡No!

MARINA
¿La vida?...

Luisa niega con la cabeza.

GRETA
La familia.

LUISA
¡No! ¿Qué falta?

ANDY
El espíritu.

ADRIANA
La belleza.

ENRIQUE
(irónico) Las neuronas.

LUISA
(cabreada) ¡¿Qué falta?!

GRETA
El cambio.

ANDY
El amor.

ENRIQUE
El dinero.

LUISA
(impaciente) Noooo... Noooo...

ADRIANA
La tristeza.

LUISA
No.

ANDY
La crueldad.

LUISA
(rotunda) ¡¡No!!

JAIME
(levantando por primera vez la cabeza) El dolor.

Luisa esboza una sonrisa. Se acerca a Jaime. Se agacha y lo mira a los ojos.

LUISA
(sugiriéndole que está encaminado) No...

MARINA
La muerte.

Luisa se gira hacia Marina, satisfecha. Afirma con la cabeza.

LUISA
(socarrona, un tanto teatral) ¿Y qué hay después de la muerte?

Luisa, con la brocha en la mano, va de nuevo a la pared del laberinto. Ante el desconcierto de sus invitados, tacha la palabra “MUERTE” que está incluida en un caligrama circular.

Las palabras que forman este caligrama son:

MUERTE
EN LOS CICLOS TACHA
PARANOIA EDAD INCERTIDUMBRE
CALAMO UNDERGROUND MUERTE NO
EXISTE PRINCIPIO TACHA EXCITACIÓN
SOLTERON MUERTE Y EN LAS ESPIRALES
TACHA CANGREJO AMERINDIO SOLAZ LUNAR
PLANIFICARLO INDUSTRIAL PATÉTICO DESEABLE
MUERTE NO EXISTE FINAL TACHA CARAMELOS
PATOSO MERCADO ILUSTRAR MUERTE LA
VIDA ES SÓLO TACHA ENDEBLES MUERTE
OTRA FORMA DE SER TACHA IR
ESCROTO PANDEMICO
REVELA

(Nota: El círculo es universalmente reconocido como símbolo de totalidad y unidad. Por este motivo, Luisa ha encerrado el pensamiento central del poema de la pared en un círculo.)

Luisa, tras tachar la palabra “MUERTE”, lanza la brocha en el cubo de pintura y se dirige hacia la puerta del pasillo. Antes de salir, se gira hacia sus amigos.

LUISA
(misteriosa) ¿Qué hay después de la muerte?…

Luisa sale de la habitación despacio, a la vez que Pelusa entra. Los invitados, extrañados y confundidos, se van agrupando por inercia en el centro del salón. Llevan consigo algunos de los objetos utilizados en sus acciones.

El ritmo frenético de la performance ha dado paso a un momento de reflexión y calma. La atmósfera está ahora más relajada.

ENRIQUE
(rompiendo el hielo) Interesante performance.

ADRIANA
(por Luisa) ¿Qué ha querido decir? ¿Será una adivinanza?

JAIME
(pensativo, a su bola) ¿Qué hay después de la muerte?

MARINA
(a Adriana) Yo creo que es una clave para seguir con el juego.

ENRIQUE
(a Marina) Déjate de tonterías, Marina. Esa cuestión no tiene respuesta; simplemente es una forma de acabar esto.

ANDY
(a Enrique) ¿Pero de qué hablas, genio?... Luisa no es tan simple.

GRETA
(a Marina) Hombre, a lo mejor Enrique tiene razón. ¿Quién ha dicho que tengamos que seguir?

MARINA
(a Greta) Joder, pues Luisa. (a todos) Nos acaba de plantear un enigma…

Lo que Marina dice hace pensar a los demás.

MARINA
(señalando los círculos de velas) ¿Y si la solución estuviera en los círculos?

ENRIQUE
(entrando en el juego) No tendría sentido. Los círculos son caminos cerrados y Luisa ha formulado una pregunta abierta…

JAIME
(para sí, a su bola) ¿Qué hay después de la muerte?

GRETA
(afable) Enrique, no nos compliquemos la vida. Tiene que ser algo más sencillo… (pensando) A ver. ¿Para qué estamos aquí? ¿Para qué nos ha llamado Luisa?

ADRIANA
(a Greta) Pues... para enseñarnos la poesía del concurso, ¿no?

ANDY
(a Adriana, condescendiente) Bonita, esto que hemos hecho es pura poesía. Y si no, mira, (por las paredes) estamos rodeados de palabras.

Todos, agrupados en el centro del salón, se quedan mirando las paredes.
Pelusa los observa desde la puerta del pasillo. Después, se gira y sale.

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